Tras esos primeros días en los que el sonido de pasodobles, cuplés y popurrís se han convertido en el anuario cantado de todo lo ocurrido en la localidad minera, llegaba el momento del tradicional desfile de Carnaval y entierro del chorizo. Desde las naves del polígono industrial de San Juan partía una colorida y nutrida comitiva que, incluso antes del arranque del recorrido, ya se convertía en una multitudinaria y explosiva muestra de sones musicales que hacían bailar a todos los presentes, algo en lo que ha influido muy directamente la charanga ¨Disonancia¨ de Bollullos par del Condado, un grupo formado por casi una decena de magníficos músicos que ya forman parte de la gran familia del Carnaval nervense y que se convirtieron en el dinamizador perfecto de una enfervorecida cabalgata. Con una impresionante carroza presidida por la Reina del Carnaval, Lucía Ortega, y sus damas, Lucía Fernández y María Martín, comenzaba un recorrido de apenas 800 metros, que se hacen intensos y lucidos, con numerosas e ingeniosas propuestas de disfraces que demuestran que Nerva es muy especial en todo lo que realiza.

Disfraces de todo tipo, tanto en grupo como de manera individual, una clara demostración de que para pasarlo bien y para ser el centro de atención, no hace falta más que proponérselo, echar imaginación y tener ganas de divertirse: una impresionante mesa de billar americano; unos simpáticos erizos que no dejaron indiferente a nadie; un gran grupo de jóvenes abducidos por malvados extraterrestres; grandes vestimentas de personajes de Disney y atractivos personajes de grandes musicales; emoticonos, personajes de comic o del celuloide, incluidos los fabricantes de palomitas, etc.

Un abundante caudal de colorido que ha inundando, esta vez sí, de ilusión y alegría el centro neurálgico de nuestro pueblo, sin más desbordamientos que los de las carcajadas, el confeti o las serpentinas. Durante el recorrido, un jurado fue observando con detenimiento todos los disfraces para proceder al término a la entrega de premios, sin duda una labor complicada pues han sido muchas las propuestas merecedoras de ser galardonadas, aunque está claro que todo aquel que participa, se lleva el mejor de los premios, pasar un rato inolvidable con el disfrute de un pueblo que se echa a la calle para despedir las carnestolendas en un día con amenaza de lluvia que finalmente no fue más que de papelillos.